... y ballenas piloto en Tenerife.
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Resoplar de ballena piloto. Tenerife (España)
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40 toneladas. 40.000
kilos. El equivalente a 80 toros de lidia. Ese es el peso al que puede llegar
una ballena jorobada adulta. Cuando nacen los pequeños ballenatos ya pesan más
que un toro bravo, unos 600 kilos.
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Ballena jorobada. Madagascar.
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Estos enormes cetáceos
acostumbran acercarse a las costas de Madagascar durante los meses de julio a
setiembre desde el mar antártico en el que viven, con intención de reproducirse
y traer a sus hijitos a este mundo en un entorno climático más amable.
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Ballena jorobada muy cerquita de la embarcación. Madagascar. |
Sobre todo resultan fáciles
de ver en la bahía de Antongil, debido a que se concentran en un espacio
reducido y cerrado. Si cogéis alguna lancha de Maroantsetra a la península de
Masoala, a cambio de un plus -desde mi punto de vista excesivo- os ofrecerán
avisaros y señalaros a los cetáceos, si los ven. Nosotras lo pagamos, pero sólo vimos algunos delfines a cierta distancia. Además
como la lancha es tan pequeña (para dos o tres personas no más) y el mar un
tanto movidito, bastante tienes con ocuparte de que un golpe de mar o el golpetón
de la barca al caer desde lo alto de una ola no te lance al agua helada, como
para buscar ballenitas y disfrutar de ellas. De todas formas, la gente del
lugar nos dijo que el año pasado la bahía estaba a tope de ballenas, así que
tal vez vosotros tengáis más suerte. Ya sabéis que ver a los animales en
libertad exige paciencia e insistencia, y que eso no asegura que finalmente los
veas.
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Ballena jorobada. Madagascar
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Desde los ferris que van
de Soanierana-Ivongo a la isla de
Sainte Marie también se puede ver a estos cetáceos
y además de forma gratuita, eso sí, si se tiene
suerte. Nosotras vimos varias en el viaje de ida, a lo lejos, pero lo
suficientemente cerca como para disfrutar de sus saltos. El ferry tiene una
ventaja y es que vas cómodamente sentado en un barco grande y estable, así que no tienes que ocuparte de agarrarte, te
sientes seguro, no pasas frío y no te mojas en exceso.
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Esquieleto de cachalote. Sainte Marie. Madagascar |
Como ver a las ballenas
desde el ferry nos certificó que efectivamente estaban en la bahía, decidimos hacer
la excursión que ofrecen muchos hoteles y agencias de Sainte Marie para ver las
ballenas. Elegimos la excursión ofrecida por el Hotel Libertalia, que está a
unos 4 km de la capital dirección sur, fácilmente accesible a pie o en tuk-tuk.
Cuesta unos 130000 aryaris, 40 euros más o menos. Hay ofertas más baratas, pero
conviene ver primero el barco antes de decantarse por una u otra oferta.
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Ilê aux Nattes. Sainte Marie. Madagascar.
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Libertalia te da
chubasqueros y chalecos salvavidas, por lo demás hay que decir que en el barco
hay que ir descalzo (en el hotel os dirán donde podéis dejar las chanclas) y
con pantalón corto, ya que uno acaba empapado sí o sí. Además conviene llevar
una bolsa estanca de plástico o algo para proteger la cámara de fotos. Lo
normal es que se moje y comience a comportarse caprichosamente si no se os jode
del todo. Yo ya pensaba que había conseguido cargarme la cámara. Ya se me había
mojado intentando fotografiar a los indris en Andasibe y el zoom empezó a ir a
su bola. Después en Masoala se me volvió a mojar al intentar capturar a los lémures
allá en lo más alto de los árboles bajo una lluvia inclemente. Cuando salió el
sol el objetivo, la pantalla y el visor se me llenaron de vaho haciendo
imposible fotografiar nada, aunque cuando se secó la cámara volvió a ir bien.
Pero después de la excursión a ver las ballenas, la cámara se plantó y empezó a
funcionar como le daba la gana: sacaba fotos que yo no le pedía, acercaba o
alejaba los objetos a retratar según mejor le parecía, en fin, pasaba de su
dueña con todo descaro. De todas formas, me pareció un bonito modo de mostrar
su enfado, ya que en ningún momento dejó de funcionar del todo. Así que intente
tratarla con cariño, secándola bien, arropándola mientras estábamos en lugar
seco... y finalmente conseguí que se reconciliara conmigo y me volviera a hacer
caso.
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Dífícil hacer fotos. |
De todos modos, hacer
fotos a las ballenas desde el barco es harto difícil, la embarcación no para de
moverse mecida por las olas y las ballenas emergen y se sumergen sin avisar, lo
que hace muy difícil disparar la cámara en el momento justo. Es más fácil sacar
vídeos, de los que luego podéis hacer fotos. Éstas tendrán menos calidad pero
en contrapartida podréis detener la reproducción del video en el momento más
adecuado, obteniendo imágenes muy difíciles de sacar directamente en foto.
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Ballena jorobada a apenas 15 metros del barco. Madagascar |
En teoría el barco ha de
mantenerse a unos 200 metros del cetáceo. Cuando se avista uno, y una vez que
ya se está cerca se navega en paralelo a la ballena muy lentamente. Es entonces
cuando la(s) ballena(s) tal vez se acerque(n) peligrosamente al barco, como nos
sucedió a nosotras. El patrón dijo que en cierto momento la ballena estaba a
unos 15 metros, pero a mí me pareció que estaba apenas a tres o cuatro. Se
escondía bajo el agua a estribor y al poco aparecía a babor o en la proa, y uno
sospecha que ha pasado por debajo de la embarcación. La ballena nos estuvo
toreando así un rato que a mí se me hizo interminable y eso que aún no había
visto esas imágenes de internet en las que una ballena jorobada salta sobre un
velero hundiéndolo sin remisión. La embarcación era pequeña, para apenas 20
personas -íbamos 14 turistas más el patrón y la bióloga que daba las
explicaciones- y os aseguro que impresiona ver un bicho tan grande e
imprevisible haciendo cabriolas a apenas unos metros de ti. En el barco iba una
chavala de unos 12 años, pero no creo que este permitido ir con niños más
pequeños. La travesía duró unas tres horas y media.
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Pontón del hotel Boraha Village. Sainte Marie. Madagascar |
Como he dicho más arriba,
uno acaba empapado, aunque no llueva, pero es probable que también os llueva un
poco. A nosotras nos llovió ya cuando volvíamos y como el barco navegaba rápido
la lluvia te golpeaba molestamente en la cara hasta hacerte daño. Llegamos al
pontón del hotel ateridos de frío, después de hacer el trasvase desde el barco
hasta el pontón en una pequeña lancha. Recorrimos helados y mojados como sopas
la pasarela hasta el restaurante del hotel donde nos sirvieron un té bien caliente mientras nos daban las últimas
explicaciones sobre las ballenas jorobadas.
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Barco para avistamiento de ballenas. Tenerife. |
La experiencia es fantástica
pero he de reconocer que me lo pase mucho mejor al mes siguiente en Tenerife
cuando desde el puerto de Los Cristianos tomamos un bajel imitación a las
goletas antiguas para ver las ballenas pilotos. Éstas son mucho más pequeñas
que las jorobadas, apenas pesan 4 toneladas, y totalmente diferentes en su
aspecto. Además éstas por lo general no saltan. Pero el clima era magnifico, el
barco velero de madera se deslizaba con suavidad haciendo crujir las tablas y
maromas como el ronroneo de un gato. Varios cetáceos con sus crías nos
acompañaban en un silencio sorprendente, solo se oía el chapoteo del agua, el
resoplar alegre de las ballenas y el crujir de la madera. Siempre me ha
sorprendido el silencio con el que se desenvuelven la mayoría de los grandes
animales: elefantes, rinocerontes, gorilas... transmiten una paz que añoro
entre los ruidosos humanos.
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Ballena piloto. Tenerife. |
Por otra parte, a
diferencia de la excursión de Madagascar, estas excursiones para ver ballenas
en el sur de Tenerife son aptas para cualquier edad. En nuestro barco el niño más
pequeño aún gateaba y la persona mayor tenía 82 años. Además son mucho más
baratas, por un par de horas te cobran unos 7 u 8 euros, no recuerdo
exactamente. Y las ballenas, si no me equivoco, están en las inmediaciones de
Tenerife, a pocas millas de la costa, durante todo el año.
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