viernes, 29 de junio de 2012

Namibia en blanco y negro


Desde la duna Elim enel desierto del Namib
Lo primero que me llamó la atención ya antes de entrar en Namibia es que en el avión de Munich a Johanesburgo y después en el de Johanesburgo a Namibia sólo había una persona negra en cada uno de los vuelos. Nunca antes en ningún vuelo a países de mayoría negra me había pasado nada similar. Que no haya namibios lo puedo entender, sólo son dos millones de personas, pero sudáfricanos... ¿no emigran?, ¿no lo hacen a países europeos?, ¿no hay negros de clase media que puedan permitirse vuelos a Europa para estudiar o por negocios? Me parece muy extraño.

Hace muy poco tiempo que Namibia consiguió la independencia, apenas 20 años y en el caso de Walvis Bay aún menos, y aunque el sistema de apartheid impuesto por Sudáfrica ya se abolió, todavía queda un largo camino para que la igualdad entre blancos y negros sea real, apesar de que el gobierno intenta convencer a la gente de que ya es una realidad. Es verdad que en la zona bien de Windhoek se ven en los colegios blancos y negros juntos y que en Swakopmund se puede ver a chavales de ambos grupos divirtiendose o fumando shisha juntos. Sin embargo, aún el 10% de la población tiene el 65% de la riqueza y las 6100 granjas que hay están en manos de 3800 personas, 3000 de ellas blancas y sólo 800 negras, a pesar de que los blancos sólo son el 6% de la población.

En el centro de Windhoek
Andar por las principales calles de Windhoek puede conducir a engaño. Se ven tanto blancos como negros, todos bien vestidos en general y parecen convivir sin problemas. Sin embargo, si uno pone un poco más de atención se da cuenta de que los restaurantes tienen un porcentaje de clientes blancos mucho mayor al de negros, y estos, en cambio, "prefieren" comprarse algo para comer en algún supermercado o un bocadillo en algún puesto callejero de comida rápida e ir a comerselo al parque del zoo, donde no se ve ni un sólo blanco tumbado en la hierba comiendo -ni unos ni otros viven en la city, sólo trabajan allí-. Los restaurantes y hoteles suelen estar en manos de blancos así como las tiendas de recuerdos. Hay un gran mercado de artesanía al que van todos los turistas, en el que se pueden encontrar tallas, grabados, textiles y demás hechos por las distintas etnias del país, pero en todos los puestos verás a una blanca regentándolos y a veces también encargándose ella en persona de cobrar. Si no es así verás mensajes del tipo: "pida factura mecanizada, no permita que le den factura hecha a mano". Las chicas que te atienden y te hacen la factura son negras pero las dueñas son siempre blancas y parecen desconfiar de ellas. Las empresas turísticas también están todas en manos de blancos, aunque los trabajadores sean negros.

Se puede pensar que es lógico que el poder económico siga estando en manos de quienes estaba en la época del apratheid y que el reparto de recursos no se puede hacer de la noche a la mañana sin originar grandes problemas (eso pasa en cualquier país, las clases con poder no lo pierden tan facilmente porque haya un cambio de régimen o de constitución). Hacer como hizo Robert Mugabe en Zimbabue, despojando a los blancos de sus posesiones por decreto no parece buena idea, vista la situación en la que está hoy en día Zinbabue. Pero está claro que la juventud negra namibia un día se hartará de la enorme diferencia de calidad de vida entre unos y otros. Y, espero equivocarme, pero desgraciadamente me temo que sin violencia la solución es muy difícil, porque dudo mucho que las generaciones que no han vivido el apartheid estén dispuestas a esperar a la generación de sus nietos o biznietos para conseguir un poco de dignidad, y sólo una solución a muy largo plazo (aumento de impuestos de bienes inmuebles y tierras, gran inversión en casas dignas baratas distribuidas por toda la ciudad y no sólo en barrios específicos y sin atender a distinciones étnicas, compensación por daños morales a quienes se expulsó de sus casas en el centro, discriminación positiva en accesos a ciertos trabajos, educación integrada....) podría equilibrar la balanza poco a poco. ¿Pero cuántos años se necesitarían para una mínima igualdad?


Niño mestizo
Es verdad que en ciertas granjas se ven también basters (hijos de afrikaners y namas -hotentotes-) y otros mestizos y algún blanco en condiciones penosas. Camino de Sossusvlei nuestros guías negros (uno era owambo y el otro damara) cogieron los restos de nuestra comida y se los dieron a la familia mestiza que vivía cerca de donde habíamos parado a comer, en una granja perdida de la mano de dios. Y en otro pueblo otrora famoso por sus minas uno de los trabajadores blancos estaba penosamente delgado y se le veía tan pobre como sus compañeros negros. Es curioso por otra parte lo que sucede en Rehoboth. Allí son mayoritariamente basters descendientes de sudafricanos blancos, pero unos son más claros que otros y, según la guía Petit futé, sucede como en el chiste:"Ni blancos ni negros, ahora todos sois azules. A ver, los azules claros adelante y los oscuros atrás". La carretera separa el pueblo en dos, pero también a sus habitantes según la tonalidad más o menos clara de su piel: a un lado de la carretera las edificaciones son más consistentes y tienen mejor aspecto que en el otro: es donde viven los más claritos.



Mondesa (Swakopmund)
Pero a pesar de estos casos que chocan un poco al viajero -aunque bien visto no tendría porqué ya que siguen siendo gente "contaminada" de sangre negra en su mayoría-, la mayor parte de la gente sin recursos son negros. En Swakopmund pudimos comprobarlo con horror. Cuando cogimos una avioneta para volar sobre el desierto del Namib, el avión sobrevoló a la vuelta el barrio de Mondesa, donde viven la mayor parte de los negros de Swakopmund, si no todos. Era un desolado barrio de casas de hojalata en medio del desierto. Temblé de pensar en el frío que tienen que pasar en esas casas en un lugar como Swakopmund donde las temperaturas pueden ser heladoras. Además el barrio -la ciudad mejor, ya que allí viven seguramente el 70% de los habitantes de  Swakopmund- choca más al compararse con el centro de Swakopmund, una ciudad de estética alemana o centroeuropea,

Swakopmund
de edificios impecables de colores pastel y casitas con jardín. El contraste es tremendo. Las casas de los blancos tienen en su mayoría perro guardián y casi todas tienen verja electrificada. Y las oficinas, tiendas y también algún bar tienen un timbre para que llames y si te consideran de fiar te abran. En cuanto anochece todo cierra.




En Windhoek pasa lo mismo, la mayor parte de la gente, por lo menos el 50% o así, todos ellos negros, viven en un barrio de chabolas enorme, Katutura, a donde expulsaron no sin derramamiento de sangre a los negros que vivían en el centro de Windhoek en la época del apartheid. Las agencias turísticas ofrecen excursiones de un día para visitar el lugar. Nosotras no lo vimos porque ese tipo de excursiones me parecen absolutamente denigrantes, aunque ellos se escuden en que parte del dinero se queda allí y en que hay que conocer cómo vive la mayoría de la población. Imajínate que organizasen en Madrid excursiones turísticas para ir a ver el poblado de la Celsa o la Cañada Real y sus trapicheos de droga, o en Sevilla al barrio de las 3000 viviendas. Bueno pues esto es lo que hacen. En el hotel Chameleon tenían varias excursiones de un día, en una de ellas ibas a ver una granja de felinos creo y luego desayunabas con champán (los namibios blancos piensan que tomar ostras con champán en cualquier circunstancia, por ejemplo en un trip en lancha para ver focas, es super chic... sin comentarios) y en otra te llevaban al barrio pobre a ver cómo viven los negros, sólo espero que en esa excursión no te ofreciesen también champán. También en Swakopmund organizan este tipo de excursiones a Mondesa donde puedes hablar con los tuberculosos y con los portadores del VIH (en Namibia son el 21% de la población) y después de hacer unas fotos ir a las dunas a hacer surf en la arena. Eso sí, estas excursiones les parecen imprescindibles pero luego te dicen que ni se te ocurra ir allí por tu cuenta, que no cojas taxis si no conoces al taxista, que son todos unos mafias, que no salgas con bolso, porque te roban... En la capital, como en Swakopmund, las casas tienen todas verjas electríficadas. Yo estuve todo el viaje con chisporroteos y calambres constantes al tocar cualquier cosa metálica y el pelo siempre tenía electricidad estática, supongo que será por la sequedad del clima, por el frío, por los minerales que esconda el subsuelo (o por que estábamos cabeza abajo en el globo terráqueo), pero algo así no me había pasado jamás durante tantos días seguidos, mañana y noche. Incluso días después de estar en casa seguía dandome miedo tocar cualquier cosa metálica. Al final pensé si la causa no sería el hecho de que el país esté totalmente electrificado. Tal vez fuese la carga eléctrica del ambiente la que me convertía en un imán. Temía que cualquier día las cucharas y tenedores de los restaurantes se me pegasen al jersey.

No me explico cómo pueden sentirse bien los blancos viviendo de esa manera, con bonitas casas, coches todoterreno y empleos más o menos cómodos pero sin libertad para hacer lo que quieren. Tienen que moverse siempre en coche, por la noche pronto a casa, nada de abrir la puerta a extraños, siempre desconfiando... Lo explicaba muy bien Laurens Van Der Post en El Corazón del Cazador refiriéndose a su país: "Era extraordinario cómo la mayoría de la gente daba por naturales e inevitables las terribles tensiones en su vida cotidiana, la violencia que se acumulaba sin cesar en su seno y a su alrededor. En Johanesburgo les parecía perfectamente normal dormir con una pistola cargada debajo de la almohada, tener cercadas las casas con una compleja red de alambradas y con sistemas eléctricos de alarma conectados a la comisaría más próxima, tener vigilantes nocturnos armados con porras para que patrullasen sus fincas hasta el amanecer e incluso, por miedo a los negros, ir en coche cerrado a cenar a casa de un amigo que vivía a menos de cien metros de sus casas."

En Namibia hay menos inseguridad que en Sudáfrica pero debido a las diferencias tremendas de renta más o menos es así como se vive en la mitad sur de Namibia, la de mayor población blanca.


No pretendo cebarme con los blancos. Ellos han nacido en esas circunstancias y seguramente tampoco nadie les ha regalado nada y es difícil cambiar la percepción del mundo que te han trasmitido tus padres, pero no creo que la situación pueda durar mucho sin roces. De todas formas, yo me he sentido muy bien tratada tanto por los negros como por los blancos y no he notado rechazo, hostilidad, rencor o rabia hacia mi persona por parte de los negros por ser blanca como sí noté por ejemplo hace unos veinte años en Senegal, ni ciertas ganas de burlarse e incordiar al mzungu como noté en los chavales tanzanos. Son simpáticos y en cuanto cruzas la mirada con un negro, te 

Guepardo
saludan con un movimiento de cabeza y una sonrisa o alguna palabra de cortesía. Pero sí pude ver una escena de racismo de un guía blanco mayor, de unos 65 años o más, hacía su compañero negro, al que ya había anteriormente amonestado por una chorrada. El negro le pidió el palo que necesitaba para entrar en el recinto del leopardo y el viejo tomó el palo del suelo del coche donde él estaba sentado como para alargarselo al joven negro, pero cuando éste estaba cerca se lo lanzó al suelo, haciendo que el joven se tuviese que agachar a cogerlo, y luego soltó un "sorry" al que yo salté ojoplática con un: ¿será cabrón?, porque había estado claro que lo había hecho a posta. El jóven se tragó tanto esta humillación como la anterior bronca sin abrir la boca. Yo temí que el viejo apareciese cualquier día electrocutado en la valla que circunda la granja para impedir la salida de los felinos.


 

1 comentario:

  1. Que testimonio tan apasionante. El mundo necesita de más gente como tú, que nos transmita con tanta claridad lo que acontece en tan lejanos lugares. Un saludo desde el norte :)

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