lunes, 23 de septiembre de 2013

Ferry a la isla de Inhaca


 

Inhaca
Después de visitar el año pasado Uganda con sus caóticas y feas ciudades, el sur costero de Mozambique y sus ordenadas urbes hace que muchas veces olvides que estás en África. Maputo se recorre fácilmente a pie y no cuesta nada orientarse, tiene avenidas arboladas y barrios de casas bajas de agradable arquitectura. Al salir de la ciudad por carretera en el extrarradio no se ven esos horribles y enormes barrios de chabolas que rodean Kampala o Dar es-Salam, los suburbios son modestos pero no desagradables. Las ciudades costeras cabeza de distrito cuentan siempre con edificios de la administración recién encalados,  sencillos pero luminosos, calles limpias y amplias, y aceras arboladas. La comida es excelente superando casi la magnífica gastronomía portuguesa de la que en gran medida es heredera. Y el hecho de que hablen un portugués claro, comprensible, hace que haya veces que te preguntes por qué coño son casi todos negros en este pueblo que bien podría estar colindante con Zamora. Sólo al tomar un transporte público vuelves a la realidad y recuerdas que estás en África.





Playa del faro. Inhaca.
Por ejemplo, cuando decides ir unos días a la isla de Inhaca, una isla cercana a la capital, muy visitada por los capitalinos los fines de semana. La isla está a apenas dos horas en ferry desde Maputo. Hay un ferry Vodacom privado y otro más asequible público. Si te decides por el público como hicimos nosotras puede que vivas una pequeña aventura. Nosotras fuimos el día anterior al puerto (al muelle que está enfrente del centro comercial en el que está Zara outlet) a preguntar  qué días y a qué hora salía. Nos señalaron un papel ya viejo al lado de la taquilla en el que ponía que el día siguiente a las 7:30 teníamos uno. Así que el sábado madrugamos, tomamos un taxi y nos dirigimos al muelle. El ferry que salía a las 7:30 finalmente salió a las 8:30, su hora de salida real, que por alguna razón que desconocemos el día anterior ningún trabajador del muelle supo darnos. La taquilla la abrieron un poco antes y entonces en primer lugar, antes de pagar, nos hicieron poner en una hoja con un papel de calcar debajo para hacer una copia (Espera, que tienen que estar los dos papeles perfectamente alineados, me dice el de la taquilla), nos hicieron poner, digo, nuestro nombre y el teléfono de un familiar al que llamar en caso de siniestro. (¡Qué mal rollo!). Antes, una chavala que se dirigía a Catembe, ciudad al otro lado de la bahía de Maputo, conversaba con su madre por el móvil y le decía “tenho um pouco de medo”. ¡Y el ferry a Catembe sólo tarda media hora!

El trayecto, sin embargo, transcurrió sin sobresaltos, hasta que cuando ya se divisaba Inhaca, las chicas que estaban a nuestro lado, blancas pero que por su forma de regañar a un chico que estaba un poco bebido y andaba incordiando a la gente seguramente eran mozambiqueñas o por lo menos residentes, que no era la primera vez que iban a Inhaca, vamos, empezaron a quitarse los pantalones largos y se pusieron unos cortos. Miramos a un lado y a otro, y quién más  quién menos todos los que no eran extranjeros estaban arremangándose los pantalones. Allí algo pasaba.



Desembarco del ferry. Inhaca
Efectivamente, llega un momento en el que el barco no puede acercarse más al muelle por la poca profundidad de las aguas, así que varias lanchas rápidas vienen a buscarte al ferry y por tandas, de ocho en ocho más o menos, van trasladando a los pasajeros hasta el muelle. Bajar a la lancha no es que sea muy dificultoso, pero tiene su aquel por la celeridad en que intentan hacer el trasvase (supongo que cuantos más viajes hacen más ganan, cobran 20 meticais a cada viajero)  y porque durante los pocos minutos que dura, el joven de la lancha, de apenas 13 años, tiene que mantenerla pegada al ferry con una mano mientras que con la otra va recogiendo los bultos de los viajeros y tirándolos en la barca. Al mismo tiempo uno tiene que ir bajando y buscando donde sentarse, mientras que por ejemplo como nos pasó a nosotras, por encima de ti ves que van pasando en volandas, medio colgados, un niño, otro y otro más, como si fuesen sacos de patatas. Todo a la mayor velocidad posible. De todas formas, en el viaje de ida la mar estaba serena y la marea bastante alta, así que la lancha nos llevó hasta el muelle y no hubo necesidad de mojarse los pies. Otra cosa bien distinta fue cuando una semana después  fuimos a coger el ferry de vuelta a Maputo. La mar estaba picada y la marea muy baja. Cuando la marea está demasiado baja, ni siquiera las lanchas rápidas pueden llegar hasta el muelle, así que los últimos metros tienes que ir andando, con el agua hasta las rodillas hasta encontrar la playa. De ahí lo de ponerse pantalones cortos.



Desembarco

Desde la orilla no parece que haya mucha distancia, pero con bultos y andando con agua hasta más arriba de la rodilla se hace largo. Es todo un espectáculo ver el desembarco del ferry en esos días, la riada de gente que va y viene hasta que el ferry se vacía y luego se vuelve a llenar, unos con los pantalones arremangados o en calzoncillos, todos con los zapatos en la mano. El día que hay ferry, hacia las 11:00 o 11:20, que es cuando llega a Inhaca, se empiezan a ver jóvenes que se meten en el agua, supongo que ofreciéndose para llevar los bultos a la gente que viene o va al ferry. Así que hay mucho movimiento en la playa.


Ya casi en tierra



El día que salimos nosotras la mar estaba bastante rabiosa, el cielo amenazaba lluvia: ya llevábamos unos días de viento incesante, no excesivamente fuerte, pero sí molesto para dormir. Cuando vimos el ferry, esperamos un poco a que desembarcara la gente y cuando nos pareció que ya quedaban pocos en el barco, nos arremangamos y empezamos a andar camino a las lanchas, sin saber muy bien si ya podíamos ir o vendrían a avisarnos cuando empezasen a cargar el barco. El militar de Turismo nos había dicho que el ferry partía a la una, pero que estuviésemos allí a las 11:30. No veíamos a nadie más que viniese al barco, así que, como no queríamos quedarnos cautivas en Inhaca, empezamos a andar por la playa mar adentro. Igual que el día que
Ilha de Inhaca. Estrella y tortuga.
habíamos hecho la excursión a la cercana isla desierta de los Portugueses, el camino hasta las lanchas estaba repleto de estrellas de mar de todos los tamaños. No sé si el trasiego de gente las desentierra, o si es que los pies al remover la arena desentierran bichos de los que se alimentan y por eso abundan ahí. La verdad es que no sé si están vivas o muertas, pero hay que ir sorteándolas para no pisarlas. Con el agua hasta las rodillas pero salpicadas hasta el culo alcanzamos por fin una de las lanchas y nos indicaron que nos subiéramos. Había amanecido con calima y cada vez se había ido nublando más hasta amenazar lluvia. La mar, como he dicho, estaba picada y cuando ya estaba dando gracias porque íbamos a llegar al barco antes de que empezase a llover, el mar hizo dar un bote a la lancha y una ola nos empapó de arriba a abajo. Afortunadamente enseguida alcanzamos el ferry. Era peligroso ponerse de pie en la lancha sin agarrarse bien al ferry, porque las olas la balanceaban mucho y los chavales no podían sujetarla durante mucho tiempo. Pero por fin conseguimos subir. “¿Se bañaron?”, nos dijo uno de los tripulantes al vernos entrar.  Poco a poco fueron llegando más pasajeros: unos chinos de Movitel que ya habíamos visto en el pueblo, un portugués residente (Fala voçe portugués?, le pregunta un mozambiqueño. Sou portugués, dice él), los idiotas británicos (hi guys!), mozambiqueños de negocios,…  De todas formas, todavía eran las doce y los tripulantes se pusieron tranquilamente a comer. Cuando a la una hemos salido el barco ha empezado a balancearse tremendamente, estilo barca y estilo caballito que diría el conductor
Ilha dos Portugueses
de los robustos vehículos que te hacen el recorrido por Doñana, a merced de las olas. Los tripulantes se han ido turnando en la cabina. A veces daba miedo el oleaje que hacía desaparecer la vista del cielo de la ventana y toda ella terminaba cubierta por la imagen del mar. Una de esas veces giré la cabeza hacia el otro lado y la mitad de los pasajeros estaban volando sorprendidos por un golpe de mar. Otra de las sacudidas hizo que se cayese uno de los extintores, que a dios gracias no pilló ningún pie debajo. En resumen, un viaje movidito. 
 



Dhow a Maputo
De todas formas, sin duda el viaje será más arriesgado si se realiza en dhow, el típico barco árabe de vela que acostumbran usar los pueblos del Índico. Aunque hoy en día tienen motor para cuando no se puede utilizar la vela, los que vimos en Inhaca, preparados para salir hacia Maputo iban sobrecargados, los pasajeros sentados sobre la carga en difícil equilibrio,… no nos atrevimos. Pero como el ferry no es diario, a los residentes en la isla a veces no les queda otra opción y desde luego es mucho más barato que el ferry, con lo que seguramente mucha gente no se puede permitir otra cosa, no es intrepidez, es falta de recursos.

Inhaca es una bonita y relajante isla de la que otro día os hablaré. y el hecho de que el viaje sea un poco accidentado lejos de desanimaros  debería aumentar el deseo de conocerla, aunque sea para recordar otros tiempos en los que a uno no se lo daban todo hecho y tenía que poner un poco de su parte para conocer otros lugares. 

















3 comentarios:

  1. Hola
    me encanta tu blog, gracias por escribir anécdotas, son la esencia de viajar.
    Mi marido y yo vamos a finales de mayo a parque Kruger y pasamos en bus a Maputo, tendremos unos 15 o 16 días en Mozambique y he pensado en ir a la isla de Inhaca, Tofo beach y Vilánkulos para visitar la isla Bazaruto, de allí coger avión a Johanesburgo que saldrá nuestro vuelo de vuelta a España.
    En Inhaca dónde os quedásteis alojadas, ya que no nos gusta tipo Pestana, más esencia en el alojamiento. Cómo hicistéis la excursión a la isla de los Portugueses??
    Gracias de antemano
    un saludito
    Pilar

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No recuerdo el nombre del hotelillo. Un joven que estaba en el embarcadero cuando llegamos nos ofreció acompañarnos al hotel que estaba en el pueblo una vez pasado el centro de salud. La entrada era una puerta de madera medio clavada en la arena con un pequeño cartel con el nombre. Eran unos tres o cuatro cuartos alrededor de un patio. Los baños y las duchas estaban aparte a la derecha de las habitaciones. Muy sencillo pero limpio. Para ir a la Ilha dos portugueses le dijimos al mismo chico, que contactó con un chaval que nos llevó en una lancha rápida ( no le cuesta ni 10 minutos) y nos vino a recoger cuando convenimos. También fuimos con el mismo chico hasta el faro. Una excursión por el manglar y tal que acaba en una bonita playa. Todo, Vilanculos y Bazaruto os encabtaran. Si podéis id también de Vilanculos a Magaruque, uns bonita isla que se puede bordear a pie. En Inhaca podéis comer buena langosta y gambas y en Bazaruto en el barco os darán cangrejo y sepia exquisitos. ¡Que envidia me dais! ¡Que lo disfrutéis!
      También

      Eliminar
  2. Buenos dias
    Como os movisteis dentro de Inhaca, es fácil?
    gracias

    ResponderEliminar