martes, 25 de septiembre de 2012

Gorilas de montaña


Uganda







Il dolce fare niente

Uno se lo piensa dos veces antes de decidirse a ir a visitar a los gorilas de montaña en Uganda, ya que sólo el permiso cuesta 500 dólares, incluyendo la entrada al parque y los guías. Pero una vez que los has visitado no te arrepientes, sin duda es un dinero bien empleado. Por otra parte si te decides por ir a verlos a Ruanda el precio se dispara a 750 dólares. Desconozco el precio del permiso en el Congo. Estos son los tres sitios en donde se pueden ver gorilas de montaña, especie en peligro de estinción, solo son unos 700 ejemplares. Gorilas de otras especies se pueden encontrar en mucha mayor cantidad, creo que por lo menos hay unos 80.000, en Camerún, Gabón, Nigeria, Guinea Ecuatorial etc.



En Uganda estos simios se pueden visitar en cinco enclaves, cuatro en el parque nacional del Bosque Impenetrable de Bwindi (Buhoma, Nkuringo, Ruhija y Rushaga) y el otro enclave está en el parque nacional Mgahinga. Todas estos puntos de visita están en las extribaciones del parque, a tiro de piedra de poblaciones habitadas y cuando uno ve realmente la dimensión del parque en un mapa, le parece dudoso que se sepa realmente la cantidad de gorilas que hay en el interior del bosque. Nosotras fuimos a Nkuringo, a 2150 m de altitud. Allí se encuentran los guías de la UWA (Ugandan Wildlife Authority). Desde allí tuvimos que descender bastantes metros durante aproximadamente dos horas por un terreno con un desnivel considerable. El primer tramo está habitado y hay alguna plantación de plátanos por lo que hay un camino claro y fácil de seguir. A partir de cierto punto, sin embargo, se empieza a penetrar en el bosque y el camino se hace más abrupto, con piedras que pueden hacer que resbales o con vegetación que hay que ir apartando con el machete. En sí, no es un camino difícil, pero el ir bajando en un descenso contínuo durante tanto tiempo sin parar hace que las piernas te tiemblen y cada vez te sientes más inseguro porque piensas que en cualquier momento las piernas te pueden fallar y no sabes cómo te van a poder sacar de allí en caso de esguince o tirón muscular. En la oficina de la UWA te dan un palo que te sirva de bastón para apoyarte durante el descenso (es de gran utilidad) y también te ofrecen los servicios de un porteador que te lleve la mochila o te ayude en los tramos más difíciles a cambio de unos pocos chelines. Desde mi punto de vista no es necesario, ya que no hay por qué llevar mucho peso (basta con llevar algo de agua y un poco de comida) y creo que la ayuda que te pueden dar es escasa y si necesitas que te den un empujón en un momento dado para subir algún tramo, lo mismo el guía que cualquiera de los dos hombres armados que te acompañan no tienen ningún problema en hacerlo.

Los grupos de turistas son como máximo de 7 u 8 personas. Junto con el guía y los porteadores que se hayan querido contratar, van dos hombres armados con rifles de asalto. Ellos dicen que es porque hay elefantes y otros grupos de gorilas que no están habituados y pueden ser peligrosos. Supongo que aparte de esto también influirá estar en una zona fronteriza con el este del Congo, zona de inestabilidad permanente. En julio de este año, sin ir más lejos, gentes del Congo pasaron a Uganda huyendo de enfrentamientos armados entre los rebeldes tutsis del M-23 apoyado por Ruanda, el gran aliado de EEUU en la región, y el ejército, y fueron conducidos a un campamento de refugiados enorme a las afueras de Kisoro, población desde la que se accede a Nkuringo ( a una hora en coche). No sé calcular cuántos refugiados podía haber allí, pero el campamento era realmente grande. En el periódico pudimos leer el relato estremecedor de una mujer que tuvo que huir del Congo con su hija. Era domingo y ella, su marido y su hija estaban en misa cuando oyeron disparos. Al salir del templo se dirigieron a casa de los padres de su marido y encontraron todo como si huviesen tenido que salir huyendo rapidamente: el café estaba todavía humeando, la puerta de la calle abierta... Salieron a buscarlos y empezaron a oir más disparos, vieron gente huyendo hacia el bosque y más allá cadáveres tendidos en el camino... En la huida la mujer consiguió pasar a Uganda con su hija, pero desconocía qué había sido de su marido.


Gemma Parellada, corresponsal en Goma de El país en un artículo publicado el día dos de octubre  explica cómo “el este de Congo acoge el peor conflicto del planeta, el más mortífero. Una veintena de grupos se confunden entre alianzas y animadversiones que alientan a diario contra la dignidad de la población, pero eso no impide que las actividades mineras continúen. De la región se extraen toneladas de  tungsteno, Tántalo, estaño y oro, todos ellos minerales de sangre necesarios para la elaboración de ordenadores, teléfonos móviles y otros productos electrónicos. El armamento, las milicias, los minerales, las víctimas… todo circula con facilidad entre el oriente congoleño y sus vecinos Ruanda y Uganda. […] 200.000 personas han tenido que huir. Es solo la nueva oleada que se une a los otros  dos millones de fugitivos inocentes. […] En el Congo han muerto 5 millones de personas sin que nadie se inmute.
En los humedales de Kihingami y en Sebitoli también hay elefantes de foresta - verlos es prácticamente imposible pero sí se pueden ver tanto sus huellas en el barro como el túnel que deja su paso entre la vegetación y que enseguida te acostumbras a identificar-, y sin embargo, no se lleva ningún tipo de protección armada, ni siquiera cuando vas a Ziwa a ver a los rinocerontes llevas a nadie armado. Al igual que en Ziwa, en Nkuringo  creo que también nos hicieron firmar un papel según el cual tu eres plenamente consciente de que los animales que vas a ver son salvajes y que el riesgo que corres es bajo tu propia responsabilidad, eximes de cualquier responsabilidad a la UWA.









Mostrando indiferencia ante la exhibición de otro gorila
Encontrar a los gorilas no supone un problema para los guías porque los gorilas se mueven de media sólo un kilómetro al día, por lo que si sabes dónde estaban el día anterior ya sabes más o menos dónde están hoy. Una vez que se localizan hay que dejar cualquier mochila o bolsa que se lleve y los palos en el suelo antes de aproximarte a ellos. En teoría hay que pernanecer a 7 metros de distancia, pero esto es difícil dependiendo del lugar donde estén los gorilas, que sea un claro o monte cerrado. Y además aunque tú respetes las distancias, al parecer a los gorilas no les han informado de las normas y las incumplen constantemente. Ellos hacen su vida sin tener ninguna consideración hacia el visitante: estás fotografiando a unos gorilas que tienes delante y cuando bajas la cámara ves que un pequeño gorila esá pasando a un metro tuyo y por detrás tienes otro pisandote los talones. De todas formas, cuando pasan muy cerca de ti, lo hacen alertas, despacio y mostrando cierta precaución. Los de la UWA y los porteadores están siempre atentos, y aunque tú no te hayas dado cuenta de que tenías un gorila a medio metro, ellos sí que lo están controlando, para evitar problemas indeseados, aunque, como dice mi hermana, en caso de ataque está claro que no van a disparar al gorila, que es su medio de vida, dispararán al turista, al fin y al cabo los turistas no están en vía de estinción.

En nuestro caso poco a poco se presentaron por allí los catorce componentes del clan, pero el hecho de que pagues 500 dólares no te garantiza que vayas a ver tantos gorilas, a veces sólo hay cuatro o cinco. A mi lo que más me gustó fue ver actuar a los gorilitas: estaban siempre jugando, incordiándose y pegándose. Siempre moviéndose de un lado para el otro como los niños, con una vitalidad que de vez en cuando llegaba a irritar a los adultos. Por otra parte los adultos después de desayunar parecían disfrutar del fare niente, se tumbaban boca arriba y apretaban los ojos intentando dormirse y pasar de lo que sucedía a su alrededor, se despiojaban unos otros con delicadeza, o se tumbaban de manera informal, de lado, con la cabeza apoyada en el brazo estirado que de vez en cuando regogían sobre su cabeza, abrían la boca desperezándose o se incorporaban apoyándose de lado en un brazo con la cabeza en alto, mordisqueando una pajita entre los dientes y observando lo que pasaba a su alrededor. El número de moscas que revolotean a su alrededor es incontable y eso hace que se estén arrascando constantemente. Las moscas, sin embargo, no acuden donde los turistas, aunque parezca increible dado la cantidad que hay. Me sorprendió el hecho de que no se percibiese ningún olor a humanidad. En Costa Rica uno sentía que se iba acercando a un lugar donde había monos por el "olor a tigre" que había. Tal vez los gorilas no huelan porque la temperatura es mucho más fría que en Costa Rica y eso haga que el olor sudor no se perciba tan fácilmente. 

Tras una hora larga observándolos llega el momento de volver a Nkuringo, unas tres horas de subida interrumpida sólo un momento para comer algo. Agotador. Nada más llegar a Kisoro se puso a llover recio. Menos mal que no nos pilló la tormenta abajo, donde los gorilas, si no, yo no hubiese sido capaz de subir hasta Nkuringo y habría tenido que pedir a algún gorila que me hiciese un hueco en su nido. Cuando llegamos a la oficina de Nkuringo, los tendones de los pies y de la parte baja de la pierna me dolían terriblemente, no podía permanecer sentada porque una caída en un principio sin importancia ante los gorilas me había producido un tirón en algún músculo del culo, o una rotura de tendón o de hueso, no lo sé, sólo sé que sentarme e incorporarme cuando estaba sentada me dolía mogollón, como si algún músculo o tendón no me sujetase bien. El asunto me duró quince días con dolor fuerte cuando me sentaba o estaba sentada sobre asiento blando sobre todo y no desapareció por completo hasta que no pasó un mes. Así que seguro que hice un gesto de desagrado cuando me levanté a coger el diploma que te dan por haber sobrevivido a la visita a los gorilas, porque sí, te dan un diploma entre aplausos y todo. Eso es como cuando vas a comer al Arzak y te dan un menú para enmarcar: de alguna forma hay que justificar el excesivo precio.

Si quieres dar alguna propina tienen una caja en la que depositar el dinero de manera que luego se reparta entre todos. Esta costumbre está extendida por todos los parques ugandeses y me parece fantástico. En Tanzania en la práctica te obligaban a dar propina (una propina exagerada además) y si dabas menos de lo esperado sólo recibías malas caras. Además durante el safari estaban todo el día haciéndote la pelota para que luego te sintieses obligado a darles más, ¡Cómo si no hubieses pagado! En Namibia no es tan exagerado, pero también ponen mala cara si no reciben nada o no les parece suficiente la propina. Así que en Uganda me he sentido fenomenal, porque nadie te pedía nada y cuando no hemos dado propina el guía no ha puesto mala cara en absoluto y la despedida ha sido tan sonriente como el inicio del viaje. Dando propina lo único que se hace es que los dueños de las agencias (en el caso de Namibia o Tanzania mayoritariamente blancos) tengan justificación para pagar unos sueldos muy bajos y totalmente injustos a conductores y guías, con la excusa de que luego van a recibir un plus por parte del turista. Yo prefiero pagar más por cada día de safari para que den unos sueldos justos a sus trabajadores y luego no dar propina.

En Ishasha nos encontramos con una pareja de barceloneses que habían estado en Buhoma (Buhoma está a 1480 m de altitud) a ver a los gorilas y dijeron que los encontraron en tan sólo media hora y que el camino no era dificultoso. Por lo tanto, si teneis intención de ir a Uganda a ver a los gorilas, antes informaos de la dificultad de cada enclave y elegid el que creais más adecuado. Pero sabed que hay que estar en buena forma física. Para conseguir el permiso hay que contactar con la UWA con bastante antelación, ya que se dan pocos permisos por día (35 o 40, 7 u 8 por cada enclave). Si no tienen plazas para el día que solicitais, os ofrecerán para el día más próximo al solicitado y si estais de acuerdo habreis de decirselo lo antes posible y hacer una transferencia bancaria de 500 dólares y después enviarles el justificante de la transferencia por fax o escaneado por e-mail, para que ellos reserven inmeditamente las plazas. Cuando las tengan os lo harán saber. Yo intenté contactar por e-mail con la UWA, a través de su página web y después escribiéndoles a otra dirección que venía en la guía Bradt, pero no me contestaron, así que tuve que hacer la reserva a través de una agencia de allí, Gorilla tours concretamente, pero claro ya tienes que coger hotel, transporte y demás y sale mucho más caro. Eso sí, Gorilla tours es la más barata que encontré y no te hacen pagar antes de ir a Uganda nada más que los 500 dólares del permiso, lo demás lo pagas una vez allí.

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